domingo, 20 de noviembre de 2016

Arriesgarse

Siempre que alguien me dice que viaja a India le recomiendo que, si quiere vivir ese país en su máxima expresión, utilice sus trenes, pase horas y horas de sus interminables trayectos mirando por la ventana del compartimento, o yendo a la no-puerta del vagón donde podrá quedarse recibiendo el viento en la cara y perdiéndose en los interminables campos de arroz, conozca el significado de la palabra "multitud", de los límites de la física en cuanto a cabida de seres vivos (sí, también de vez en cuando el que viaja al lado lleva gallinas, o algún corderito, o qué se yo), experimente dormir en su sleeper class, hable con cualquiera de los que más que seguro le mirarán de arriba a abajo pensando "qué hace un blanquito aquí", escuche al vendedor de samosas, de chai y de cualquier elemento que se pueda vender. Hoy uno de esos trenes ha descarrilado y por ahora casi cien personas han muerto y unas muchas más están heridas. A veces la vida te manda mensajes ocultos, como si te dijese que si eliges vivir de verdad tienes que tener en cuenta que te estás arriesgando. Hoy me acuerdo de India.


domingo, 13 de noviembre de 2016

Todo y nada

Con una casa de madera en la orilla de la playa. Sin coche, sin moto, con una barquita. Sin internet, sin televisión, con radio. Sin nuevos pantalones, sin camisa planchada, con chanclas. Sin hipermercados, sin discotecas, con una tasquita. Sin comida precocinada, sin grasas saturadas, con peces del mar. Sin Bolsas, sin macroeconomistas, con inocencia. Sin contaminaciones, sin ruidos, con oxígeno puro. Sin miopías, sin dolores de espalda, con elasticidad. Sin prisas, sin órdenes, con TIEMPO. Sin Play Station, sin tablet, con cartas. Sin despertadores, sin el horrible tititití, con el sonido de las olas. Sin edificios altos, sin grandes avenidas, con NATURALEZA. Sin techos, sin paredes, con SOL, AGUA y MONTAÑAS. Sin odio, sin avaricia, con AMOR, RISAS Y ARTE.

Con todo. Sin nada.