lunes, 6 de noviembre de 2017

Mi Mundo Descalzo



Oler con los ojos, mirar con la boca, escuchar con la nariz, saborear con la piel, tocar con las orejas; andar con la cabeza, saltar con las manos, volar con el cuerpo, viajar con la mente, amar con cada célula; vivir con el futuro, pensar con el pasado, disfrutar con el presente; amanecer cuando anochezca, anochecer cuando amanezca, fotografiar el movimiento, grabar los instantes; comer lo bebido, beber lo comido, respirar el agua; ascender a la profundidad, descender a las alturas; estar acompañado por nadie, salir desde fuera, entrar desde dentro; reír con lo triste, llorar con la risa, gritar en silencio, pensar lo que ya has dicho, decir lo que no pensaste; fracasar en el éxito, triunfar en la derrota, suspender el aprobado y aprobar el suspenso, y quedar en movimiento cuando estás suspenso.

En definitiva: no enseñar al más joven que lo que siempre ha sido de una formar tenga que ser obligatoriamente así para el resto de su vida.


miércoles, 18 de octubre de 2017

Oxímoron



Oyes a gente que no dialoga pidiendo diálogo, a gente que adoctrina pidiendo que no se adoctrine, a gente que grita pidiendo que no se grite, a gente que no escucha pidiendo que se escuche; ves a gente que se salta la Constitución cuando le da la gana erigiéndose precisamente como garantes de la Constitución, a gente que no permite votar utilizar continuamente el término democracia como defensa; lees a gente que odia frontalmente a una parte del país levantarse como defensores acérrimos de la patria y adalides de impedir por todos los medios que esos a los que odian se vayan; escuchas a gente de izquierdas preocupados por una simple delimitación geográfica, y a gente de derechas convertirse en los ídolos y mártires de los humildes ciudadanos a los que llevan toda una vida explotando; conoces a machistas que te hablan apesadumbrados de las injusticias que sufren las mujeres mientras tratan a sus mujeres cercanas injustamente , y a feministas que tratan a hombres con una superioridad moral desmedida, comportándose con la misma actitud con la que el machista ha dominado la Tierra en los últimos casi 200.000 años.

Un oxímoron es una combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido a la estructura. Es lo que se me dibuja en la cabeza cada vez que veo, leo u oigo a una persona diciendo un discurso completamente contrario a sus actos. Como si el verde me dijese que es amarillo, o el blanco me asegurase que es rosa. Como si la palabra “Oxímoron” tuviese una forma física que toma sentido en mis neuronas, un pilotito que se enciende y te avisa, transformándose en una advertencia de máximo peligro, como las de las centrales nucleares cuando hay un escape. Pi-pi-pi-pi-pi. Oxímoron. Pi-pi-pi-pi. Te están tomando por gilipollas. Pi-pi-pi-p. Huye. Pi-pi-pi-pi-pi-pi.

Más nos vale, padres y madres del mundo, tíos, tías, abuelos y abuelas y todo aquel mayor de edad, que a nuestros descendientes les enseñemos a detectar esas incongruencias, que probablemente también arrastremos nosotros mismos sin darnos cuenta, pues nunca estuvo tan difícil encontrar la verdad entre tanto discurso premeditadamente confuso y tanta variedad de medios diferentes de bombardeo.

Me temo que el exceso de oxímoron en sangre lo provoca la edad. Mi reino porque nos gobierne la juventud, esa carente de prejuicios, porque nos callemos los mayores, porque dejemos de confundirles.


jueves, 12 de octubre de 2017

Decisiones



¿Me tomo un Cola cao o un Nesquick? ¿Voy a la playa o a la montaña? ¿Vivo en una ciudad o en un pueblo? ¿Elijo ciencias o letras? ¿Me dejo el pelo largo o corto? ¿Me hago un tatuaje o paso? ¿Voy por las escaleras o cojo el ascensor? ¿Empiezo un libro o una peli? ¿Breaking Bad o Juego de Tronos? ¿Quedamos en el bar o en el concierto? ¿Me creo al de izquierdas o al de derechas? ¿Voy por la autopista o por la nacional? ¿Me uno al mainstream o sigo por este camino? ¿Trabajo para vivir o vivo para trabajar? ¿Me comporto como soy o genero un personaje? ¿Salgo a correr o duermo? ¿Pongo la lavadora o la dejo para mañana? ¿Me tomo una cerveza u hoy pega fantita? ¿Pido un whisky o un ron? ¿Hago arroz o pasta? ¿Montadito o pinchito? ¿Voy en bici o andando? ¿Cojo el coche o el autobús? ¿Vivo en mi ciudad o me voy bien lejos? ¿Me informo o espero a que me lo cuenten? ¿Hago como que le escucho o le digo que se calle? ¿Salgo de fiesta o me quedo en casa? ¿La beso o me despido? ¿La rubia o la morena? ¿Me caso o me embarco? ¿Sigo buscando o me detengo ya?

La vida son dos impalas cargados de opciones contrarias que se pelean de forma continuada sin dejarte completamente satisfecho de tus decisiones .



miércoles, 27 de septiembre de 2017

Arte


Una de las definiciones de la RAE sobre la palabra “arte” dice que es la manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. Nos asegura esta institución que sólo nosotros podemos hacer arte. Yo voy a discrepar con ella, pues también la naturaleza lo hace, continuamente, en cada una de sus expresiones vegetales o animales. Y así me lo mostró una cebra cuando simplemente me miró a los ojos.


martes, 5 de septiembre de 2017

Incongruencias



Me encantan los animales pero estoy a favor de las corridas de toros y las demás fiestas populares en las que se ridiculiza cualquier animal; me flipan los leones, elefantes y rinocerontes, y me gustan tanto que cuando los veo el cuerpo me pide pegarles un tiro y cargármelos y poner su cabeza colgada en cualquiera de mis paredes; me encanta la paz pero no presto atención a quién vende armas porque la responsabilidad estará en quien aprieta el gatillo; me muero de pena por los inmigrantes y refugiados pero yo no tengo la culpa de que en sus países se viva mal y algo estaremos haciendo bien para que quieran venir a los nuestros; me indigno porque las condiciones de los trabajadores sean cada vez peores pero ataco indiscriminadamente a los colectivos que los defienden porque hay que dar libertad al empresario para que algo de su dinero y trabajo nos caiga al resto; no tengo un duro, ni trabajo estable, pero apoyo a los partidos que favorecen la diferencia entre personas, sueldos y niveles de vida pues sus datos macroeconómicos me convencen de que eso es lo mejor para el país, para mi familia y para mí; soy tremendamente religioso y creyente de mi dios, pero estoy absolutamente en contra de los que son tremendamente religiosos y creyentes de otro dios; me parece bien que cada uno quiera a quien quiera, pero que no se besen dos hombres o dos mujeres delante de mí; me gustaría que todo el mundo tuviese al menos lo mínimo para sobrevivir, pero no soporto a los que me dicen que defienden que todo el mundo tenga al menos lo mínimo para sobrevivir; estoy todo el día enganchado al móvil, y al ordenador, y al ipad, pero no puedo comprender por qué mi hijo no lee nunca; mi ciudad es la mejor del mundo, aunque realmente no he salido mucho de mi ciudad.

Un porcentaje elevadísimo de la gente que lea esto estará de acuerdo con cada una de las afirmaciones que aquí expongo y esa es posiblemente la razón por la que resulta imposible cambiar las cosas y por la que la juventud vivirá siempre arrastrando las incongruencias de la adultez. Pero al recurso de dejar de luchar porque algo es utópico no se llega porque nos demos cuenta de que es imposible, sino porque con lo que choca realmente es con nuestras incongruencias. Y esas mejor no tocarlas, ¿no?