Oler con los
ojos, mirar con la boca, escuchar con la nariz, saborear con la piel, tocar con
las orejas; andar con la cabeza, saltar con las manos, volar con el cuerpo, viajar
con la mente, amar con cada célula; vivir con el futuro, pensar con el pasado,
disfrutar con el presente; amanecer cuando anochezca, anochecer cuando
amanezca, fotografiar el movimiento, grabar los instantes; comer lo bebido,
beber lo comido, respirar el agua; ascender a la profundidad, descender a las
alturas; estar acompañado por nadie, salir desde fuera, entrar desde dentro; reír
con lo triste, llorar con la risa, gritar en silencio, pensar lo que ya has
dicho, decir lo que no pensaste; fracasar en el éxito, triunfar en la derrota,
suspender el aprobado y aprobar el suspenso, y quedar en movimiento cuando
estás suspenso.
En definitiva: no enseñar al más joven que lo que siempre ha sido de una formar tenga que ser obligatoriamente así para el resto de su vida.
Buenas, Dolores! Muchísimas gracias por la aportación, y sin duda comparto las palabras de Montessori, el niño y la educación del hombre del mañana... Saludos! :)
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