A los
cinco quería tener diez; a los diez quería tener quince; a los quince quería
tener dieciocho; a los dieciocho quería tener veintitrés; a los veintitrés
quería tener veinticinco; A LOS VEINTICINCO QUERÍA TENER VEINTICINCO; a los
veintiocho quería tener veinticinco; a los treinta y cinco quería tener
veintiocho; a los treinta y ocho quiero tener veintiocho.
Revertir el tiempo es
la única utopía que existe, la vida se encarga de recordárnoslo en cada
momento. En cambio, dedicar menos tiempo al trabajo y más a lo que te haga
sentir realizado, lograr que lo que te haga sentir realizado sea tu propio
trabajo, conseguir que tus acciones impacten lo menos negativamente posible en
las personas de tu alrededor y en el medioambiente, necesitar cada vez menos
cosas, dejarle a las generaciones futuras un planeta al menos en el mismo
estado de conservación que el que nos
dejaron a nosotros, alcanzar de ese modo un mundo más justo, con menos
diferencias entre personas y países, no es utopía, es simplemente cuestión de
decisiones individuales. Los treinta y ocho años, esos que ya no quiero tener,
me lo han susurrado al oído.
Eduardo, felicidades si es que cumples años, o eso intuyo :) .. ojalá llegue a tus 38 ( me gustan los números pares) ahora tengo 35, con tantas experiencias enriquecedoras como las que narras en tu blog.. Son sólo números, al fin y al cabo.. Me permito dejarte unos versos de Saramago sobre cumplir años.. Un saludo
ResponderEliminar¿Que cuántos años tengo?
- ¡Qué importa eso !
¡Tengo la edad que quiero y siento!
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido...
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos....
Muchísimas gracias Lola! Sí, lo fue, y gracias por las lindas palabras (no sólo las de Saramago...). Saludos!
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