La
Indian Railwais es la segunda mayor compañía de trenes del mundo. Imagino que
la primera será la china. Uno no puede decir que haya estado en India a no ser
que haya viajado por este medio de transporte,
el mejor para conectarse entre ciudades, hasta que no haya pasado en un
tren quince o treinta horas de duración en la sleepers class con sus literas, o en la tercera clase comprobando
hasta qué punto un vagón puede contener personas, hasta no llegar a detectar en
qué momento exacto todo el volumen de su interior ha sido ocupado por seres
humanos, sin hueco casi ni para respirar. Es la mejor forma de hacerse una idea
de la humildad y el aguante de estas gentes, de cómo funciona su interior, su
forma de ser respetuosa que no atiende a la comodidad individual, sino a una
mezcla de normalidad y resignación. Nadie se plantea que tenga derecho a
disponer de una mayor área de esparcimiento vital pues esa es la única forma de
viajar, de moverse, de trasladarse aquí, y no hay otra, a no ser que tengas el
dinero (y el abrigo, por el aire acondicionado) suficiente para ir en primera.
Cada indio tiene un volumen de acción hasta que choca con otro indio de muy pocos
centímetros cúbicos, tanto en el tren, como en sus casas, como en la calle,
como en cualquier lado. Como si estuviesen a punto de llegar a su capacidad de
carga, al límite en el que ya no cabe ni uno más. En la mayoría de lugares hay
poco espacio, mucha gente y hay que esperar demasiado tiempo para hacer
cualquier cosa. Y en esa situación, sólo la cara de cualquier occidental que se
encuentre por ahí denotará algo de incomprensión y hartazgo ante lo que está
viendo o viviendo. Pero sí, siempre cabe más gente, y siempre seguirá entrando alguien
más. En nuestro mundo afrontamos la espera y el mínimo espacio con indignación
e injusticia, como si no nos mereciéramos eso. Aquí, sin embargo, no hay cabreo
alguno, así es la vida y así ha sido siempre. ¿Cuál es el país rico, el nuestro
que no soporta las incomodidades, o el de ellos que no las tienen en cuenta?
Una vez me dijeron que viajaba en el espacio, pero yo sabía que viajé en el tiempo. Observé calles de mi infancia, sin asfaltar, burros, autobuses antiguos, coches de cuando era pequeño, casas de un solo piso, desgastadas, que encerraban mucha historia, no vi televisiones, ni móviles, ni nada que oliese a tecnológico, vi gente con ropas que no estaban a la moda, vi gente descalza. Y se podía estar. A gustito. Y me quedé para siempre en ese mundo más fácil, en ese mundo descalzo.
Bonito este blog viajero.
ResponderEliminarMe gustó el viaje en tren que a decir verdad es como la vida misma, donde todos subimos y todos bajamos en alguna estación.
Estoy en Deportes en el concurso bloguero.
Un saludo soñador.
http://lablogoteca.20minutos.es/diario-del-entrenador-sonador-17452/0/
Muchas gracias por tus palabras, Manuel, me alegra que te guste. Entré hace tiempo en tu blog, y me pareció muy interesante, de hecho lo acabo de votar. Suerte, ¡a ver si alcanzas el podio!
ResponderEliminarMuy bueno lo tuyo!!! te he conocido en laBlogoteca!!! Espero que tengas mucha suerteee!!!!
ResponderEliminarSaludos desde Todo Preescolar
http://lablogoteca.20minutos.es/todo-preescolar-15750/0/
Enhorabuena por el blog! Me pasa como a Mariela, que te he descubierto por la Blogoteca como uno de esos que andan por allí escondidos pero que merecen mucho la pena. Te invito a pasar por el mío si te apetece: http://lablogoteca.20minutos.es/palabras-a-punto-37118/0/ ¡Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias Mariela y Miriam, me alegro muchísimo que os haya gustado. Saludos, ¡y suerte para vosotras también! Interesantes blogs los dos
ResponderEliminarQuizás lo que nos diferencia es la conciencia de la vida, de la existencia, de las cosas... No sabríamos coger ese tren cada mañana quizás muriéramos de angustia al tercer viaje. Claro que nosotros no somos ellos. Nosotros vivimos en un mundo ajeno a la necesidad continua, al sobrevivir día a día... aunque, en nuestro país, no todos somos "nosotros". Tampoco es que vivamos desahogadamente incluso algunos de nosotros ahora... pero no falta pan y un buen transporte público. Gracias por seguir, con tus palabras, trayendo un poco del resto del mundo hasta nuestra burbuja occidental.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Emilio, por tus palabras y tus siempre interesantes reflexiones. A veces pienso si el problema no fue que creamos el "nosotros" y el "ellos". Si existiese una palabra que uniese ambos conceptos, quizás nuestros cerebros no serían tan inmunes a las diferencias entre ambos. Un saludo.
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