lunes, 10 de marzo de 2014

Maternidad



Desalojar una habitación, y pintarla de blanco con tonos azulados, o con tonos rosados. Comprar ropita del mismo color que la habitación, en función de si es niño o niña. Vaciar un armario y llenarlo de una gran cantidad de trajecitos y patucos. Comprar un buen carrito, con capazo, Maxi Cosi y silla, un moisés, una buena cuna para dormir y un parquecito, así como una bañera especial. Tener preparados geles, champús y cremas especiales para la delicada piel del bebé, y una buena dotación de toallitas húmedas que te solucionarán cualquier contratiempo. Estar bien surtido de pañales. Acolchar las esquinas de los muebles para que el golpe con ellos no sea doloroso. Cambiar de coche a uno más amplio. Incluirle unas pantallas para que pueda entretenerse viendo una película en los viajes largos. Estar atento a cuando llore pues querrá decir que tiene hambre y habrá que darle el pecho. O no, hacer lo contrario, no hacerlo a demanda, sino con horarios estrictos. Que mantenga una disciplina. Si llora hacerle caso al momento, porque puede correr riesgo inminente de muerte. O no, no hacerle caso ninguno, o no parará de tomarte el pelo el resto de su vida. Aprender a andar de puntillas, para que no se despierte. Darle leche materna, a costa de todo. O no, no pasa nada si no se la das, hay todo tipo de leches en la farmacia. Sintonizar los primeros canales de tu televisor con Clan TV, Boing y todas las alternativas de dibujos animados y programas infantiles que existan. Envolverlos en una burbuja climática ante posibles inclemencias meteorológicas, pues el excesivo frío, o el excesivo calor pueden influir en su desarrollo. Controlar su temperatura corporal en todo momento, así como la respiración, si hay tos, si suena raro, si no come lo que debería comer, si no duerme lo suficiente. Desinfectar todo lo que esté en contacto con el bebé, para evitar contaminaciones por virus y bacterias. Mirar con detenimiento la cabeza en búsqueda del temido piojo. Visitar al médico ante cualquier situación que se salga de lo normal. Entrar dentro de los percentiles estipulados. Eso era lo que me había enseñado nuestro mundo sobre lo que implicaba la maternidad. Ahora miro a esta parejita que tengo enfrente, y pienso: “¡Oh! ¡Wait!”.



4 comentarios:

  1. Tu me enseñaste el camino, primo.

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  2. No paras de sorprenderme. Es una de las entradas más inteligentes, bien escritas, llenas de vida... que he leído nunca. Ese "Oh, wait" final es todo. Porque nos hace pensar y detenernos y darnos cuenta... Sí, todo consiste en mirar y darnos cuenta. Enhorabuena, Eduardo, y gracias por esta maravillosa entrada. Sí, ponla, si puedes, con la foto ( sin la foto no sería más difícil de hacernos sentir lo que es, lo que hay) en NW. Estoy seguro que a la gente le va a llegar muy dentro.

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  3. A mí que me gustan los contrastes, las dualidades, a veces, como este, me avergüenza. Menos mal, Eduardo, que queda gente como tú, sensible e inteligente, que sabe que ver es algo más que mirar… es advertir los detalles y reflexionar.

    Gracias por compartir este texto.

    Un abrazo.

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