martes, 27 de diciembre de 2016

Problemas de convivencia





—¿Quién es ese?
—A ver, Soledad, tenemos que hablar.
—¿Ella es Soledad?
—¿Y esa voz de pito?
—Tranquila, Soledad, un momento que te explique.
—¿Por qué se queda aquí?
—¿Esta es la famosa Soledad?
—Un momento… a ver, Soledad, tú sabes que yo te quiero mucho, ¿no?
—¿Y eso a qué viene?
—¿Entonces esta es Soledad, la famosa Soledad del Escribido?
—Calla un momento…
—¿Por qué se dirige a mí como si me conociese, Edu?
—A, ver, Soledad, yo te quiero mucho, ¡muchísimo! Lo sabes, ¿no? Pero… ¿ves a éste que está aquí? Éste es Parte.
—¿Parte?
—Encantado, Soledad.
—Sí, éste es La parte olvidada, y va a vivir con nosotros a partir de ahora.
—¡¿CÓMO?!
—¿Puedo elegir repisa, Edu?
—Un momento, Parte. A ver, Soledad, no te pongas así.
—¿CÓMO QUE VA A VIVIR CON NOSOTROS?
—Yo te voy a seguir queriendo igual, es sólo que también voy a querer mucho a Parte.
—¡Eso es imposible! Si a mí me quieres mucho y ahora vas a querer también a otro, entonces me quitarás el tiempo que antes me dedicabas sólo a mí.
—¡Edu, a mí me gusta la balda de ahí, con los libros que te llevas a los viajes! ¿Puedo irme allí?
—¡Eh!, tú, Parte, vamos a ver, te pondrás donde se te diga, ¡vas a venir ahora aquí eligiendo!
—¡Soledad, por favor, habla bien a tu hermano!
—¿Mi hermano? ¿Pero esto qué es? ¡Si yo soy hija única!
—Bueno, eso es lo que te quería decir. ERAS hija única. Ahora tienes un hermanito…
—¿Cómo? ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!


2 comentarios:

  1. Recuerda! En la familia numerosa todo son ventajas!!!

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, a ver cómo se acoplan los dos y ya iremos pensando en el tercero...

    ResponderEliminar

Comenta, no te lo quedes dentro.