Becario:
persona con una experiencia vital comprendida entre los veinte y los cuarenta
años, que ha estudiado entre unos doce y dieciocho años de su vida (o más) con
dinero aportado por su familia o su propio trabajo, que arrastra numerosos
empleos de resistencia a tiempo parcial de dudosa calidad, portador de numerosas
vivencias imprescindibles para el desarrollo de sus futuras ocupaciones, y que
es “contratada” por un patrón público o privado para realizar un trabajo
especializado con una remuneración, si es que existe, muy por debajo de la necesaria
para mantener al menos el alojamiento, el transporte y la comida para
subsistir. La consecución de dicho puesto es percibida por el que contrata como
que está haciendo un favor al muchacho o muchacha al darle la oportunidad de
aprender, y por el muchacho o muchacha contratada como que está haciendo el
gilipollas al trabajar gratis. Que percibas una u otra de las opciones
probablemente dependa del grado de
facilidad vital de la que has disfrutado durante toda tu existencia.
Una vez me dijeron que viajaba en el espacio, pero yo sabía que viajé en el tiempo. Observé calles de mi infancia, sin asfaltar, burros, autobuses antiguos, coches de cuando era pequeño, casas de un solo piso, desgastadas, que encerraban mucha historia, no vi televisiones, ni móviles, ni nada que oliese a tecnológico, vi gente con ropas que no estaban a la moda, vi gente descalza. Y se podía estar. A gustito. Y me quedé para siempre en ese mundo más fácil, en ese mundo descalzo.
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