jueves, 6 de febrero de 2014

El Verdadero Canal



Conecta dos océanos que habían estado separados hasta hace ahora justamente  un siglo, el Atlántico y el Pacífico. Mezcla dos aguas con esencias distintas. Viendo el Canal de Panamá de cerca, tampoco parece gran cosa. Recorta tiempo a los barcos al no tener que bajar hasta el Estrecho de Magallanes para cruzarlo. En su construcción se estima que murieron unas 22.000 personas, nueve décimas partes procedentes de lo que se denominaban las Indias Occidentales. Vamos, nativos que trabajaban para los verdaderos occidentales que fueron hacia allí, vieron que aquel lugar les era apropiado, y se hicieron por distintos medios con aquella franja de tierra que era de los indios, porque sí. Su objetivo era unir aguas aún a costa de separar tierras. Las muertes fueron como una respuesta de la naturaleza, que anunciaba que esos dos mares estaban separados por algo, que advertía de que no perturbasen al agua. Pero dio igual, se podría decir que era una construcción que recortaba tiempo a los importantes y majestuosos barcos occidentales a costa de recortar vidas a los insignificantes nativos. Se destruían vidas humanas y naturaleza desbordante en pos del crecimiento económico. Personas, árboles y animales a cambio de un mayor beneficio, de alcanzar más dinero, más monedas, ese metal al que le hemos dado, nosotros, un valor por encima de todas las cosas. La repetición del cuento de nuestro desarrollo económico a lo largo de la historia. Nuestra impecable historia. Los primeros peajes al cruzarlo a principios de su construcción eran de cerca de 20.000 dólares. Los precios actuales del paso de los grandes buques llegan hasta los 200.000 o 300.000 dólares, o incluso más. Hasta el año 1999 estuvo administrada por Estados Unidos. Me pregunto si alguno de esos dólares, aunque sólo fueran unos pocos, habrán ido destinados, de alguna manera, a indemnizar a las familias de los fallecidos. Me pregunto cuánto de este dinero habría ido a parar a alguien que estaría en algún despacho, mandando. Me pregunto lo de siempre. ¿Hasta cuando las diferencias astronómicas entre unos y otros? ¿Cuándo será posible un Verdadero Canal que las mezcle?


4 comentarios:

  1. Qué gran negocio para un país tan pequeño... un país en el que, además, hay grandes fortunas de allí.. y del resto del mundo. Quizás el Canal fuera necesario para el progreso... pero tu entrada nos descubre cosas nuevas, abre otro canal para la mirada, otro horizonte sobre la vida. Es una precioso texto, lleno de contenido, de defensa de la justicia, lleno de verdades ocultas y de preguntas que nadie hace. Gracias por abrir la mente y el corazón de los que nunca hemos estado allí pero vemos, cada día, las noticias de ese surco artificial sobre la tierra que, a su manera, parece querer defenderse. La naturaleza no entiende de llantos - nunca lo ha hecho - pero lo peor es que quien no sabe el coste de las lágrimas de la Historia sea el Hombre.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por tus palabras, Emilio. Toda acción tiene un impacto, en cualquier ámbito, ya sea económico, político, social o ambiental, y el mundo que hemos creado produce que nunca lleguemos a saber las consecuencias de dichas acciones si las mismas incluyen cosas malas para otros. Simplemente no se hablan, se esconden, se camuflan. Nos ponemos la venda en los ojos y decimos abiertamente que lo que hemos hecho es bueno para la sociedad. ¿Pero para qué sociedad?
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  3. Edu, no conocía esta faceta tuya y la verdad es admirable.A personas de vidas llenas de rutinas (no por ello menos satisfactorias) nos encanta conocer mimdo y su historia, aunque solo sea por los ojos de otro , que con tanto gusto lo detalla.Gracias

    ResponderEliminar
  4. ¡Muchísimas gracias por tus palabras, Anónimo! Es una satisfacción enorme comprobar que las palabras y reflexiones que uno escribe son recibidas por otros. Gracias ;)

    ResponderEliminar

Comenta, no te lo quedes dentro.