martes, 25 de marzo de 2014

En el amor y en la guerra



El Kama Sutra fue una obra escrita por un religioso y escritor indio llamado Vatsiaiana, en un periodo indeterminado comprendido entre el siglo I y el VI d.C. Alrededor del año 1000 se construyeron los templos de Kahajuraho, cuyas fachadas están adornadas con multitud de escenas eróticas, esculpidas para que sirvieran de enseñanza del Kama Sutra a los jóvenes de la época, que se familiarizasen con las múltiples formas que tiene el amor. Aquí existen escenas de todo tipo: hombre con mujer, mujer con mujer, hombre con hombre, hombres con mujeres, mujer con muchos hombres, hombre con muchas mujeres, veo hasta hombre con caballo y mujer. Y esto ocurría hace mil años, y se veía normal.  Imagino aquella sociedad “libertina” de la época y lugar, y la comparo con la sociedad puritana que tuvo que ser la nuestra en esos mismos años, y llego a la conclusión de que hubo lugares en el mundo en el que tuvo que ser mucho más entretenido vivir que en el nuestro. Así, algunos dibujaron un escenario para el común de los mortales que tuvo la suerte de nacer en esos años que consistía en nacer, crecer e ir a las guerras continuamente, a las cruzadas, y por tanto morir. Y quizás esas personas cabalgaban hacia la batalla anhelando un mundo imaginario en el que el camino normal fuese nacer, crecer, hacer el amor continuamente, y por tanto vivir. Lo verían como una utopía, una vida en la que poder amar en lugar de pelear, una vida en la que dejar de clavar la espada y matar a personas que no conocía y empezar a clavar… (tranquilos, voy a detener la metáfora aquí). Todos aquellos que seguían aquel destino nunca llegarían a comprobar que lo que imaginaban no era una  utopía, sino que existía, y estaba en India. Lamentablemente, la guerra tuvo mejores profetas que el amor, y aquellas figuras que ahora tengo enfrente quedaron como vestigios de un futuro que pudo ser y no fue, de tal manera que ahora una película de disparos y muertes podría ser vista por todos los públicos mientras que otra en la que saliese un pecho ya estaría catalogada para mayores, al igual que la violencia de unos cuantos encapuchados contra la policía puede ser continuamente expuesta en cualquier telediario, mientras que el amor desprendido de una manifestación pacífica tiene que pasar numerosos filtros calificativos para siquiera ser tenida en cuenta.



2 comentarios:

  1. Poco a poco vas haciendo un pequeño libro de ensayos cortos, tipo columna, del mayor interés...Me he convertido en un seguidor asiduo :-)

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  2. ¡Que un editor que por error acabe visitando este blog, te oiga! jejeje, muchisimas gracias, como siempre, Emilio. Tus palabras levantan el ánimo.

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