viernes, 18 de junio de 2021

La receta del pescador

 

Soy un pescador distinto al resto, no conocerás otro igual. 

        Yo tengo una caña especial para pescar tristezas. Le pongo masilla al anzuelo, la lanzo con tino a los cerebros y pican rápido. Entonces las subo a mi barquita y les doy un paseo por el lago. Ya ahí voy notando cómo cambian, como las tristezas se van transformando en otra cosa. Yo creo que el sol hace su efecto, y también la brisa, incluso la casi inexistente de hoy, y el separarlas de las demás tristezas. Yo creo que las tristezas acumuladas hacen un efecto multiplicador, e ir pescando de vez en cuando unas pocas mejora la circulación, y las propias tristezas se van dando cuenta de que no son tales. Algo así como que muchas tristezas juntas producen trombos. Mi caña es como la heparina de las tristezas. Luego, cuando llego a casa con mi mujer, preparo por la noche las tristezas fritas y les echo por encima un poco de limón. El limón, que podríamos pensar que agria las tristezas, produce un efecto contrario. Cuando estudiaba matemáticas en el colegio me solían decir que menos por menos es más, lo cual no lograba entender mucho cuando era pequeño, y ahora lo comprendo perfectamente porque con esto sucede algo parecido. Limón (que es amargo) por tristezas (que son amargas) da agustismo (que es agradable). Resulta sorprendente lo buenas que quedan acompañándolas con vino o cerveza. No creerás el sabor alegre que tienen. Y lo que nos reímos.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta, no te lo quedes dentro.