sábado, 31 de julio de 2021

El secreto de la vida

 

La mejor manera de hacer a la gente libre es acostumbrarles, desde que nacen, a tener poco. La responsabilidad de los padres se torna brutal en eso, y la buena intención de que a nuestros niños no les falte de nada en realidad lo que consigue es que el niño quede atado y bien atado a este sistema cada vez más extremo, éste que nos genera presiones y ansiedades tan grandes porque nunca nos deja satisfechos con lo que alcanzamos, éste que nos obliga a trabajar sin descanso durante toda la vida para adquirir las cosas superfluas a las que nos han acostumbrado desde siempre.

¿Y si nunca hubieses visto desde pequeño que el coche lo aparcaban en un parking privado? ¿Y si no hubieses crecido pensando que para aparcar no hace falta invertir nada de tiempo? ¿Y si no hubieses estado apuntado a un club con piscina desde pequeño? ¿Y si no hubieses sido  educado en un colegio privado? ¿Y si no hubieses veraneado en casas u hoteles de precios altos desde pequeño? ¿Y si no hubieses crecido comiendo muchas veces en restaurantes? ¿Y si no te hubiesen comprado tanta ropa desde chico? ¿Y si no hubieses sido criado con capazos nuevos, con sillitas nuevas, con baños nuevos? ¿Y si no hubieses tenido desde que naciste aire acondicionado en verano o calefacción centralizada en invierno? ¿Y si hubieses sentido frío en invierno y calor en verano, en lugar de al revés? ¿Y si no te hubiesen puesto comidas distintas cada día, y otra comida si la que te ponían no te gustaba? ¿Y si no hubieses tenido jamón, o langostinos, o filetones de ternera, o todo tipo de galletas y dulces cuando te daba la gana?

¿No habrías vivido igual, pues la risa y la diversión no está en esas cosas sino en con quien te juntas y en la capacidad de aprender cosas nuevas que tengas, pero además hoy serías más libre porque no necesitarías tanto todas esas cosas a las que te has acostumbrado y por tanto no tendrías la necesidad tan grande de trabajar tanto para tener el dinero necesario para tener todas esas cosas a las que ya no puedes desacostumbrarte? ¿No serías más libre para decidir lo que haces, ya que tendrías más margen económico al no gastar tanto en lo superfluo? ¿No serías más libre de hacer lo que quieres, ya que tendrías más tiempo libre al no tener que trabajar tanto para comprar esas cosas? ¿No serías más libre (y con menos ansiedad) pues no tendrías el peso de creer que te mereces todas esas cosas y que si no las tienes es porque no te habrás esforzado lo suficiente?

Este sistema tan inteligente en el que nos hemos educado y que tan poquísimo se puede poner en duda porque si no te tachan de antitodo y de comunada ha relacionado el sentimiento de amor a nuestros hijos con la obligación de surtirles de TODO desde pequeños, y de esa forma lo único que logramos es crear nuevos esclavos que nos sustituirán a nosotros, también esclavos, en la rueda de la producción interminable de cosas y necesidades superfluas que serán producidas y compradas por nosotros y ellos hasta que sus hijos les tomen el relevo como ellos nos lo tomarán a nosotros.  Y así en una rueda interminable hasta que nosotros seamos ancianos y nos demos cuenta de la trampa en la que caímos pero ya será demasiado tarde para avisar a los niños, que serán lo suficientemente mayores para cambiar esos hábitos y sólo cuando lleguen a ancianos se darán cuenta también de la trampa en la que cayeron, pero ya será demasiado tarde también para sus hijos pues serán lo suficientemente mayores para cambiar sus hábitos, y sólo se darán cuenta, de nuevo, al llegar a ancianos, y así en una interminable sucesión de acontecimientos que mantendrá la rueda de la producción funcionando hasta que agotemos al planeta de recursos y a los cerebros de estrés.

Es más fácil. La vida es más fácil si la vives con las menos cosas posibles. Ese es el único secreto de la vida.




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