miércoles, 14 de julio de 2021

¿Es Cuba una dictadura?

 

Estuve en Cuba un mes, hace tres años, viajando por todo el país por mi cuenta, de forma mochilera, como siempre hago, con la dificultad que tiene Cuba para eso pues no tiene hostales o albergues y hay que quedarse en habitaciones que alquila la gente en sus casas, lo cual por otra parte está muy bien pues así tienes oportunidad de conocer a más cubanos y cubanas.


También he estado otros tantos meses en todos los países de Centroamérica comprendidos entre Venezuela y México, en varios de ellos varios meses, como Nicaragua y Guatemala. Y varios meses en países asiáticos (tres en India, uno en Camboya, otro en Filipinas, otro en Myanmar y Tailandia, medio mes en Turquía) y en otros países africanos (uno en Marruecos, otro en Malí y Senegal, medio mes en Mozambique y Sudáfrica). Y en muchos europeos, claro, pero eso ya es otro rollo totalmente distinto y que no tiene nada que ver con el tema. O sí.

Esto no da para ser un experto en Cuba, por supuesto, pero la experiencia de haber estado en muchos lugares distintos del mundo sí que me da algo de idea a la hora de comparar países. Así, cuando surge el tema trato algunas veces de explicar a mis conocidos qué pienso de Cuba y me centro, para ello, en buscar las diferencias entre este país y el resto de los de su entorno que conozco, y me fijo en los aspectos más llamativos para un viajero solitario y que viaja con bajo presupuesto y con mucho contacto con lo “oriundo” y que suelen ser más comunes y/o visibles, como son los relativos a la seguridad, a las drogas y el alcohol, a la pobreza y/o miseria y a la prostitución.


En prácticamente todas las capitales de los países centroamericanos y sudamericanos que he estado la sensación de inseguridad es muy alta. Tiendas vigiladas por vigilantes armados con metralletas que ciertamente impacta a los inocentes europeos que pisamos esas calles. Rejas grandes en todas las ventanas y comercios. Miradas sospechosas que en función de la hora del día te generan cierta incomodidad. Brutales problemas de alcoholismo principalmente de hombres y su delincuencia (y machismo) asociada. Diferencias enormes de sensación de seguridad cuando andas solo por sus calles una vez que cae la noche, en los que en cualquier momento al torcer una calle algo más oscura de la cuenta cualquiera podría aparecer y robarte e incluso matarte por un simple cigarro. Decenas de momentos parecidos a esos sentí e historias similares escuché en Ciudad de Panamá, El Salvador, Tegucigalpa, Managua o San José de Costa Rica, por poner algunos ejemplos. E igual o más ocurre en muchas capitales de países asiáticos, como Bangkok o  Manila o Mumbai, o en otras grandes ciudades africanas como Johannesburgo. En Cuba, sin embargo, NUNCA tuve sensación de inseguridad andando por cualquier ciudad y calle o a cualquier hora solo, desde La Habana hasta cualquier otra de las grandes ciudades cubanas como Santiago de Cuba, Camagüey, Cienfuegos, Santa Clara, Baracoa, etc, por las que me desenvolví.

En todas esas capitales de países de los que hablaba al principio es absolutamente normal y corriente que se te acerque alguien vendiendo droga u ofreciéndote los servicios de prostitutas. Es absolutamente normal ver la miseria en esas capitales donde el ruido del tráfico, la masificación, la polución y la pobreza se dan la mano produciendo una cantidad enorme y trágica de gente sin nada, desde mayores a muy niños, que se te acercan sin aspecto alguno de tener las más mínimas condiciones de salud ni de hogar ni de comida. En las capitales centroamericanas, sudamericanas y africanas es muy habitual. En las asiáticas, habitualísimo, el impacto, de primeras, es muy grande. En Cuba NUNCA me ofrecieron droga ni prostitutas, nunca tuve la sensación de estar ante personas sumidas en las miserias absolutas que veía en las otras capitales del mundo, ni niños abandonados sin casa ni comida ni nada.

Yo tenía, antes de conocer todos estos países, una idea de dictadura de lo que había estudiado, había leído y me habían contado mis padres de la dictadura de aquí, que entre otras cosas chungas tenía un indicador claro: no se hablaba de política nunca, ni con conocidos ni mucho menos con desconocidos, y por supuesto, nunca por la calle. En Cuba, en cada casa que me alojé, en cada pueblito y con cada cubana o cubano con el que hablé, me hablaron de política. Muchos me criticaron al gobierno y otros varios lo trataban de justificar, en ambos casos sin ningún tipo de timidez o miedo respecto a quién pudiese oírles. Otros muchos me hablaban del bloqueo de Estados Unidos, y otros me decían que el bloqueo que tenía Cuba era mental. Me he subido a coches con cuatro o cinco cubanos, o a autobuses con decenas de ellos en los que ha habido momentos en que la policía paraba el vehículo para hacer inspecciones de qué llevaba la gente encima, y allí todo el mundo se cagaba en los que mandaban, y algunos le respondían, y en ningún caso vi más crispación que la que aquí en España tenemos en un día normal viendo las noticias.


Por eso, con toda la interminable información intencionadamente confusa y fuera de contexto que nos llega de Cuba, y como experiencia de primera mano para quien quiera conocerla, pienso que en Cuba hay evidentes datos indiscutibles de que no hay transparencia política, de que un partido único es un signo claro de que la cosa no es normal y debería haber cambios hacia una transición más democrática que diese cabida a todas las ideas. Pero a la vez, echando un vistazo a los países de su alrededor, pienso que el hecho de ser un país bastante ajeno al capitalismo ha logrado construir un lugar muy pacífico, con muy poca droga y problemas de alcohol, con muy poca trata de mujeres, con muy poca miseria, sin niños viviendo en las calles, cosas que son fácilmente visibles en las capitales del resto de países centroamericanos, asiáticos y africanos.

Pienso, por otra parte, que así como el bloqueo de Estados Unidos es una de las dos causas fundamentales de la situación cubana, la posible llegada de un desbloqueo igual no arregle la situación sino que pueda llegar a empeorarla en otro sentido. Cuando la isla se abra completamente a Estados Unidos podremos convertirnos en testigos de primera mano de cómo entra y se extiende vorazmente el consumismo en un país del sur, llenando las calles de lucecitas y productos empaquetados en plásticos de colores y tiendas y bares fashion, pero produciendo sus horribles efectos secundarios que son comunes sobre todo en las grandes ciudades de esos países: grandes diferencias sociales que aumentarían las bolsas de pobreza y que se traducen en personas sin techo y niños viviendo en la calle, desembocando en mayor criminalidad, tráfico de drogas, de personas, mayor contaminación y más inseguridad. La llegada del capitalismo a un lugar virgen en ese aspecto logrará la creación de la necesidad en las personas de invertir más tiempo en trabajar más para tener más dinero para comprar más cosas que antes no necesitaban y que ahora usarán durante un tiempo limitado y tirarán a la basura y harán de sus ríos y mares lugares más sucios donde ya no será tan bonito bañarse porque la masificación turística terminará de convertir el último reducto ajeno al capitalismo extremo en otro país más del montón. Se transformará una isla asequible a todos los bolsillos en un decorado preparado para turistas adinerados, como ocurre en tantas islas del Caribe. Y cuando eso pase nos preguntaremos cómo ha sido posible, estaremos como John Travolta girándonos de un lado a otro preguntándonos cómo no nos habíamos dado cuenta de que el capitalismo destruye la idiosincrasia de los países.

En este mundo en el que parece que todos están seguros de cualquier tema que hablan, y en este aspecto cubano más aún, en el que las personas suelen sentenciar su opinión incluso sin haber pisado la isla o estudiado su historia o leído a sus autores, pienso que si las intenciones fuesen puras, honradas, con expectativas de construir mundos mejores, el foco debería ponerse en qué diferencia a Europa de América Latina o de Asia o de África, y no en señalar a un país concreto dentro de un contexto a su alrededor que resulta mucho peor que el de Cuba. La solución, quizás, no es hacer de Cuba un país como los que tiene al lado, sino que podría consistir en que estableciésemos un intercambio, como si estuviésemos en una mesa de negociación. Nosotros podríamos explicarles cómo hemos logrado que cualquier persona pueda decir lo que piensa y defenderlo con partidos políticos distintos al partido único, y que haya libertades y derechos sociales que hace años se verían imposibles de lograr. Ellos podrían explicarnos cómo han hecho para tener una población pacífica, abierta a los viajeros, con ciudades seguras. Cómo han erradicado la miseria absoluta, cómo no tienen gente que duerma en las calles, ni niños deambulando sin nadie ni nada, sin techo, como sí ocurre en el resto de países centroamericanos. Cómo han logrado que el tráfico de drogas o de personas sea testimonial, que el alcohol no sea un gran problema, cómo han preparado a sus sanitarios, qué tipo de educación han logrado implantar para que su población tenga tan buena capacidad discursiva, social, política e incluso filosófica, cómo se han hecho prácticamente autosuficientes durante tantísimos años.

¿Es Cuba una dictadura? Yo después de conocerla un poco, y de conocer todo su entorno no me veo capacitado para responder.  Me acuerdo mucho con esto del efecto Dunning-Kruger en el que seguro muchas veces en mi vida he caído, y que se refiere a ese sesgo cognitivo en virtud del cual los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que los individuos altamente competentes tienden a subestimarla en relación con la de otros, creándoles a aquellos una superioridad ilusoria. Es decir, que quienes saben un poco experimentan una sensación de seguridad muy alta en su opinión, y quienes saben mucho experimentan lo contrario, muchas dudas, hasta que ya alcanzan el nivel de expertos, al que sólo acceden unos pocos con mucho estudio y experiencia, en el que comienzan a verlo claro. Quizás las opiniones que más ruido hacen sobre este tema pertenecen a ese primer grupo, y debamos buscar más información al respecto por otros ámbitos para tener una opinión más acercada a la realidad. 

Y, sobre todo, quizás la pregunta la tienen que responder los propios cubanos. Porque me da la impresión de que en estas cosas ocurre como en las relaciones familiares: yo sí puedo meterme con mi hermano, pero si alguien se mete con mi hermano, voy a por él. En general, creo que el cubano se mete con Cuba, pero no permite que el resto se meta con Cuba. Porque hay cosas que se quieren tanto que sólo pueden solucionarse en familia.



1 comentario:

  1. Tengo 55 años y soy de Portugal. Me diagnosticaron cáncer de hígado en segunda etapa después de comenzar con la suplementación con salvestrol. su VIH/herpes, lo contacté a través del correo electrónico que mencionó anteriormente, el Dr. Itua me envió su medicamento a base de hierbas para el cáncer para beber durante dos semanas para curarlo. Le pagué por la entrega, luego recibí mi medicamento a base de hierbas y lo bebí durante dos semanas. se curó hasta ahora. Estoy libre de cáncer, le aconsejaré que se comunique con el Dr. Itua Herbal Center en el correo electrónico ... drituaherbalcenter@gmail.com. tienda virtual ; www.drituaherbalcenter.com/shop. Si padece las enfermedades enumeradas a continuación, cáncer, diabetes, enfermedad hepática / renal, VIH / SIDA, virus del herpes, hechizo de amor, hepatitis, enfermedad crónica. Lupus, Fibromialgia.

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