martes, 10 de diciembre de 2013

Lakers


Yo le miro con sorpresa. Aquí, en medio de Malí, cruzando en un una especie de ferry el río Níger para dirigirnos a Djenné, me encuentro a un chaval con la camiseta de mi equipo preferido, como yo llevaba orgullosamente cuando era chico. Le digo “Vive les Lakers!” en un lamentable francés, y me responde con una sonrisa llena de incomprensión, qué me estará diciendo éste tubabu, se preguntará. Pienso en cómo habrá llegado esa camiseta a este sitio, y en la ironía que supone que el club más relacionado con el lujo de toda la NBA aparezca precisamente aquí, en uno de los lugares menos lujosos del mundo. “Bendita” globalización. No para de encender y apagar ese transistor que lleva en las manos, del cual no se oye más que ruido, es imposible sintonizar nada. En pleno Sahel, nuestra “civilización” prácticamente no ha llegado, todas las casas son de adobe, no hay ninguna antena, ni enchufes, no hay supermercados ni nada tecnológico. Alguna vez supongo que mi país fue así, ¿qué quedó de eso? En la época de los móviles, Iphone, Ipad y demás, aquí mantienen la modernidad de mis años 80, y el sol y el campo y la vida sencilla de aquellos años. Y es cuando entiendo que ese niño en realidad soy yo, mi yo de este mundo, con la camiseta de mi equipo, jugando con la radio, aquel aparato que me parecía tan misterioso a través del que los mayores se informaban de todo, y que he puesto cara rara cuando un viejo me ha preguntado por los Lakers porque qué sabrá él, eso es cosa de niños. Y su cabeza, como la mía entonces, se volvería a girar a observar el mundo, y a pensar simplemente si alguna vez tendría la oportunidad de que los ángeles (no los Lakers) le explicaran por qué las cosas son como son.
 
 

3 comentarios:

  1. No tengo facilidad de palabras, solo se decirte que me gusta leerte, pues me transportas a los sitios que cuentas, sin haber estado allí.

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  2. Aunque digas que no tienes facilidad de palabra, he de decirte que me llegan y animan mucho. Muchas gracias, cisne negro,

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  3. Yo también soy de los Lakers, je, je... pero estoy empezando a dejar de serlo. Es importante combinar la conciencia personal y la mirada con los pequeños atavismos que nos quedan. Educación, registro de sueños infantiles o de adolescencia, juegos... Si no miramos las dos caras del universo jamás podremos comprender ninguna. Sigue explorando con la escritura, Edu. Porque mientras lo haces por fuera vas consolidando tu pensamiento y oficio de escritor.

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