A veces veo
claro cuál es el camino que debo seguir, lo tengo pensado en la cabeza, lo he reflexionado
bastante, me gusta, me ilusiona, me apetece recorrerlo, me parece entretenido.
A veces tengo claro que no sé lo que quiero, o que creo saberlo pero que en
verdad estoy equivocado. A veces pienso que todo es demasiado fácil, y que la
gente se complica la vida buscando preocupaciones innecesarias. A veces pienso
que mis preocupaciones sí que lo son, que son reales, de verdad, no como las
del resto. A veces el resto me da una hostia por creerme distinto a ellos, y me
deja en el sitio, tirado bajo la fuerza de la corriente de un río inmenso que
me lleva inevitablemente hacia un camino, hacia el único que parece haber. Yo
me resisto, porque no quiero seguirlo, porque huelo a gato encerrado, pero no
tengo más remedio que subirme a esa corriente, adentrarme hacia aquello que
parece la única alternativa, la opción que te aleja de lo desconocido, del
peligro inminente, que te asegura la comodidad y la vida sosegada. Avanzo unos
pasos, entonces, hacia ese camino de baldosas amarillas del que parece que uno no
se puede salir, y sólo cuando estoy en él, a la mitad del mismo, detecto la
trampa. El cartel está hacia atrás. El verdadero camino se encuentra en sentido
contrario. Lo estamos haciendo mal.
Una vez me dijeron que viajaba en el espacio, pero yo sabía que viajé en el tiempo. Observé calles de mi infancia, sin asfaltar, burros, autobuses antiguos, coches de cuando era pequeño, casas de un solo piso, desgastadas, que encerraban mucha historia, no vi televisiones, ni móviles, ni nada que oliese a tecnológico, vi gente con ropas que no estaban a la moda, vi gente descalza. Y se podía estar. A gustito. Y me quedé para siempre en ese mundo más fácil, en ese mundo descalzo.
Sin duda, lo estamos haciendo fatal. Todavía estoy más segura de ello al visitar algunos de los lugares que nos acercas a través de este blog viajero. Me gusta tu forma de describirlos, tan particular. Sigue, por favor.
ResponderEliminarMal o bien son conceptos relativos: todo depende donde pongas el objetivo: en el destino o en el camino. Si es en el camino - que es lo que realmente resulta menos frustrante - en los pasos se encuentran luz y oscuridad. Es lo del haz y el envés. Si quieres hojas... tendrás que aceptar que tengan dos lados. Yo no creo que lo hagamos fatal... el que es fatal es el marco. No deja, a veces, respirar.
ResponderEliminarInteresante blog. El título me cautivó y también la forma de escribir. Un saludo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por vuestros comentarios. Sin duda empezar a saber que hay personas a las que les interesa lo que tienes que decir produce un sentimiento cercano a la máxima realización personal. Muy agradecido ;)
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