Pongo el pie en
tierra, tras bajar de una “pinaza”, como llaman aquí a estas barquitas pequeñas,
y nada más hacerlo, una cantidad ingente de niños se nos acerca. Vienen a
saludarnos, “bonjour!” gritan desde lo lejos, “bonjour!” como si les fuese la
vida en ello, “cadeaux, cadeaux”, quieren que le demos un regalo. El paisaje es
incomparable, el río Níger lo dejo atrás, silencioso, sin grandes corrientes, pensativo,
expectante. Delante de mí tengo el horizonte infinito, precedido por este
pueblito, Segoukoro. Me siento una persona famosa, un actor de Hollywood, un
deportista de élite, que atrae a las masas, solo que con el único mérito de haber
nacido blanco, de ser un viajero en Malí,
alguien que viene de fuera, que es a donde precisamente muchos adultos de este
poblado anhelan llegar. Piso calles de tierra, veo casas de adobe, mujeres
bellísimas vestidas con telas de colores imposibles que les quedan perfectas,
niños con caras de alegría e ilusión, con caras de preguntarse ¿Quién es este
tipo que no tiene la piel como yo? ¿Por qué ha venido hasta aquí? Miro a un
lado y me entra rabia, ¿por qué yo puedo venir aquí con total facilidad, y
ellos no pueden venir a España? ¿Qué diferencia hay entre nosotros? ¿Por qué
esta niña no para de mirarme? ¿Por qué su imagen ha quedado grabada en mi
cabeza para siempre? ¿Por qué el mundo no lo dominan los niños? ¿Por qué esta
niña no es la presidenta? ¿Por qué?
Una vez me dijeron que viajaba en el espacio, pero yo sabía que viajé en el tiempo. Observé calles de mi infancia, sin asfaltar, burros, autobuses antiguos, coches de cuando era pequeño, casas de un solo piso, desgastadas, que encerraban mucha historia, no vi televisiones, ni móviles, ni nada que oliese a tecnológico, vi gente con ropas que no estaban a la moda, vi gente descalza. Y se podía estar. A gustito. Y me quedé para siempre en ese mundo más fácil, en ese mundo descalzo.
me gusta lo que escribes:descalcito y sin sandalias sin vestido k ponerte y sin PAGA EXTRAORDINARIA JEJE
ResponderEliminarjajajaja
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