lunes, 14 de octubre de 2013

Rihad


Deja de disimular con la cámara, chaval. Estoy notando que intentas hacerme una foto desde hace un rato, haciendo como que fotografías el fondo, aunque realmente a quién quieres fotografiar es a mí, aquí, en mi terreno, en Mulay Idris, esta ciudad sagrada marroquí, justo en este día en el que he completado mi quinta visita al Mausoleo que me libera de ir hasta la Meca. Te voy a enseñar algo, hijo, mírame bien, enfócame bien, yo, Rihad, me levanto temprano para trabajar, como haces tú; como y bebo como tú; voy al mercado a comprar, como harás tu; me río y disfruto con familiares y amigos, como seguramente haces tú; lloro y me enfado por las mismas cosas que tu, cuando estoy triste o cuando alguien me decepciona; me gano la vida como puedo, supongo que como tu; entonces, ¿por qué estamos separados si hacemos lo mismo? ¿Por qué, si la vida consiste en las mismas cosas? ¿Por qué nuestros mundos están enfrentados? ¿Simplemente porque al que nosotros adoramos se llama Alá y al que vosotros adoráis se llama Dios? Pues te voy a decir un secreto, Alá significa Dios. Así que, ¿y si es lo mismo lo que adoramos? ¿Podemos dejar de dispararnos? Venga, hazme la foto, que yo posaré para ti lleno de orgullo, contento aunque tenga esta  expresión seria, dura, que la vida me ha obligado a adoptar. Años de trabajo en el campo, despertándome muy temprano, acostándome muy tarde, dando de comer a tantos hijos, manteniendo mis cinco oraciones diarias, cumpliendo el Ramadán que hoy finaliza. Estoy en equilibrio con el mundo, con mi mundo y con el vuestro. Hazme la foto ya, y sellemos la paz entre nuestras civilizaciones.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comenta, no te lo quedes dentro.